Desjuguetado
Atticuss Licona | Tiempo de Veracruz | enero 7, 2011 at 12:08 AMNada… nada de nada de nada. Nada me trajeron los Reyes. Yo que me porté bien todo el año y que todavía anoche me acostaron a la fuerza pues por la emoción andaba ruidoso y garrulento, y hoy que me desperté no encontré nada. No fuera yo Talibán porque ya hubiera mandado a hacerle cosas innombrables a esos díscolos olvidadizos que no se tomaron la molestia de pasar a dejarme algo.
Me levanté un poquito más o igual de mohíno que los alcaldes de varios municipios que cuando vieron lo que les había tocado de Presupuesto pusieron el grito en el cielo. De haber sabido que eso me iba a pasar hoy, precisamente hoy que debería andar loco de contento maniobrando a control remoto una Cheyenncita (y la Cheyenne de a de veras, apá?), me hubiera ido al Puerto de Veracruz a ver si me tocaba algo en el Juguetón. Señor Garralda, A quien corresponda le dirijo mi enojo, no se vale. Pero yo escarmiento… oh sí señor, yo escarmiento… y este año que viene me voy a portar mal.
Total, si a los que se portan mal siempre les va bien… ¿yo por qué no? Ahí tienen a tantos y tantos alcaldes que hicieron de sus tres años toda una travesía de jeque árabe, un entuerto arreglado por Capulina, una odisea dirigida por el Capitán Mantarraya, una cochinada de veras… ¿y ya ve? No les pasó nada. Nada de fincarles responsabilidades, nada de jalones de orejas, nada de nada. Dicen que el mal no paga, pero bajo esta óptica veracruzana creo que tampoco cobra, y pues si no te pagan ni te cobran cuál sufrir.
Termino esta primera semana del 2011 con una honda pena en mi niño interior. Ahí dejamos al chiquillo por un momento aterido y relamiéndose sus añoranzas. Espero que sanen de aquí al 23 del presente mes que es mi cumpleaños. Así que usted, bien amado lector lectora, ya puede ir apuntando en su agenda esta fecha de tan importantísima trascendencia. Ya puede ir ahorrando o haciendo cola en el Monte de Piedad pues se aceptan regalos, bouchers, pases a spas, libros o cualquier cosa que se le ocurra, lo importante es que no deje pasar la oportunidad de celebrarme.
Además, esta columna que ahora está desjuguetada también está por cumplir años. Como no llevo un récord ni guardo celosamente mis escritos, convencionalmente pongamos que cumple 3 años el día 1º de febrero. Yo sé que debe andar en los primeros días de ese mes o en los últimos de enero, así que dejémoslo así. Ya son casi tres años de ininterrumpidas (la Lore después de esta palabra suelta un pitorreo casi imperceptible)… bueno, de constantes (nuevo pitorreo)… bueno, de esporádicas (y aquí sonríe la canija como si hubiera ganado un concurso de oratoria) columnas que me han hecho conocer al mundo veracruzano.
O sea (como dirían las niñas dioy) que ahí la llevamos y aunque muchas veces he estado a punto de tirar la toalla seguimos en brega. Claro, todo eso dependerá enormemente del tamaño del caudal de sus obsequios por mi cumpleaños y el de esta columna, o ya mínimo del número de correos que tengan a bien enviarme. De ustedes amados lectores lo espero todo (también que me tiren a loco), porque de los Reyes ya no espero nada. Por eso es que celebro que haya campañas como el Juguetón que en esta ocasión tuvo su sede aquí en el Puerto. Es atinado por parte de las autoridades que se fomente la alegría de los pequeños piratitas pues a muchos un juguete les puede cambiar la vida. Enhorabuena por ellos, total, que a mí me lleve la tristeza.
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