En estos tiempos cibernéticos
Atticuss Licona | Tiempo de Veracruz | febrero 24, 2011 at 9:58 PMDIARIO ÍNTIMO
Por Atticuss Licona
Dos joyas de la televisión mexicana nos está ofreciendo en estos días el hijo del Tigre Azcárraga: “Señorita Laura” y “Teresa”. La primera se pelea con todos los desgraciados y la segunda es más zorra que las de las fábulas de La Fontaine. Estas excelsitudes televisivas son, sin lugar a dudas, una excelente oportunidad para que la familia se reúna y debata con la menor ingravidez posible acerca de la nueva organización sociocultural azteca. A los tenochas no nos quedan muchas opciones: es eso o es perder el tiempo en internet haciendo una granjita en el Facebook.
Mi buen amigo Gustavo Cadena transcribió en una de sus últimas columnas algunos comentarios de otro buen amigo (Arturo Reyes González), quien dijo que “la lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo, como dijo no recuerdo quién carajos, pero el caso es que en México eso vale un cacahuate, mucho más en estos tiempos cibernéticos y mediáticos”. Con la primera parte de esa expresión no podría estar más de acuerdo, pues la mente es uno de los músculos más dispuestos a la atrofia, sin embargo, el remate de esa idea lo considero poco sopesado. En estos tiempos cibernéticos es fácil que los jóvenes se pierdan en el chat, el correo y las redes sociales, pero este tiempo cibernético no sólo nos ha traído la oportunidad de enlazarnos con familiares y amigos, sino que ha abierto a todo el mundo, gratuitamente, la posibilidad de leer más libros de los que se podrían leer en 10 vidas.
No me gusta leer demasiado en internet, me canso, por eso es que esta columna siempre es corta, pero aun con eso varios de los últimos libros y cuentos que he leído, los he leído en línea. Lo anterior quiere decir que no son los tiempos cibernéticos los que hacen que las personas no lean, son las ocupaciones diversas y poco productivas que se le dan. Decir que la televisión sólo llegó a idiotizar al mexicano es parco, lo que pasa es que hay infinidad de joyas televisivas que no educan y pocas que sí… y éstas últimas, desafortunadamente, no son las top en rating.
Ya lo he dicho en varias ocasiones: si no leo me muero, si no leo me aletargo, si no leo se me ralentiza el cerebro. Leo de a dos o tres libros al mismo tiempo. Leo en el carro, en la sala, en la cama y hasta en el baño. Me desespero al manejar porque las letritas se me mueven y pierdo el hilo. Me incomoda ver un libro deseado y que por su precio esté fuera de mi alcance, pero entonces ahorro hasta que lo consigo o de plano le pego al plástico. Me desespera que mi tlacoyo le rehúya tanto a la lectura y eso que a ella no la pusieron a leer La Ilíada y La Odisea. Los libros se me amontonan e incluso tengo varios sin abrir, que sé que jamás voy a leer y que se confundirán con los que sí leí. Pero es que los libros tienen hasta un olor particular, hojearlos, tocarlos, sentirlos, es toda una experiencia. Sin embargo, en estos tiempos modernos, no cibernéticos, extremadamente caros, el internet también me ha ayudado a leer lo que no puedo comprar. Son tiempos modernos en que lo que está mal no es la herramienta, sino en la mayoría de los casos el uso que se le da.
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