Genaro Solís, cronista y poeta
Guillermo H. Zúñiga Martínez | Tiempo de Veracruz | febrero 26, 2011 at 12:24 AM
Por: Guillermo H. Zúñiga Martínez
Hace 36 años, durante la gira de proselitismo que realizaba el inolvidable forjador de generaciones Don Rafael Hernández Ochoa, ordenó la organización de un Congreso de Historia que tuviera relevancia y ofreciera resultados, para lo cual me instruyó convocarlo, para verificarse en el municipio de San Juan Coscomatepec de Bravo. Así lo hice, y concurrieron destacados intelectuales y escritores; durante el encuentro resaltó la intervención del impulsor de la editorial Citlaltépetl, el xalapeño Leonardo Pasquel.
En ese diálogo creativo se evocaron, entre otros temas, los famosos Códigos Corona -que se deben al talento y sapiencia de quien fuera tres veces Gobernador de Veracruz, el jurista Fernando de Jesús Corona y Arpide, oriundo de esa población- y las gestas independentistas del General Nicolás Bravo en contra de las fuerzas realistas. Desde entonces he visitado varias veces esa ciudad, título que le otorgó el Gobernador Teodoro A. Dehesa el 3 de julio de 1903.
Hace unos días regresé a ese hermoso lugar; lo hice a invitación de las mentoras Carolina Martínez Vásquez, Karina Hernández López y Adriana Blanco Cabrera, preocupadas por la difusión de la cultura y por organizar los cimientos de lo que será la Universidad Popular Autónoma de Veracruz. El motivo era muy claro: presentar un libro de mi autoría: La Nueva Pedagogía Social.
La ceremonia fue muy sencilla y tuve el privilegio de escuchar los análisis de Midory Salinas Alfonso y Maricruz Jiménez Ortega; mas, sin que estuviera programado, anunciaron la intervención del Cronista de la Ciudad, quien en su participación hizo una defensa poética sobre la necesidad de cuidar y enriquecer las lenguas vernáculas de nuestro país, al argumentar que su pasado está lleno de grandeza y que el Náhuatl es un idioma al que se debe reconsiderar por su sabiduría e importancia. El maestro Nahúm Genaro Solís se explayó y fue largamente aplaudido; su inconformidad se basó en un trabajo que publiqué hace tiempo, en el cual doy a conocer una encuesta que realicé entre un grupo de mujeres indígenas de la comunidad de Moyoapan, municipio de Astacinga, las que manifestaron su deseo de ser alfabetizadas en español, exponiendo, entre otras razones, que cuando los médicos les dan recetas, no las escriben en Náhuatl y que, cuando les mandan oficios o escritos los titulares de algunas dependencias gubernamentales, jamás se dirigen a ellas en su lengua materna, razones suficientes para querer aprender a leer y escribir en el idioma de Cervantes.
Frente a un numeroso grupo de alumnos y ciudadanos, se dio en forma natural un incipiente debate dentro de un ambiente de cordialidad y respeto; yo diría que se inició una amistad que me interesa cultivar, porque al despedirme, el maestro Solís me entregó un libro titulado “Coscomatepec, Arcón de Recuerdos” y para mi sorpresa encontré una dedicatoria elocuente hacia mi persona. De inmediato inicié su lectura y la concluí después de varias horas.
El libro de Genaro Solís lo recomiendo con toda sinceridad, porque es poesía envuelta en sus recuerdos y nos brinda la oportunidad de valorarlo, es un texto que despierta la imaginación cuando él comparte lo que vivió de niño, de joven y ahora de adulto.
Nunca he recorrido las calles sanjuaneras, tampoco he pernoctado en esa población y mucho menos he conocido sus casas y jardines, pero después de leer esa magnífica obra, no miento si digo que he visto el Citlaltépetl con toda su blancura y como monumento natural para guiarme en las estrellas, tampoco falto a la verdad si afirmo que he paladeado los ricos panes que produce, el chocolate, las nieves artesanales y las fiestas paganas y religiosas que en esa población se realizan, también imagino su famoso tianguis, los viajes en el tren conocido como el “Huatusquito”, las carretas y los carros alegóricos y disfruto la admiración de las mujeres que hicieron posible el nacimiento del grupo denominado Club Femenil Orquídea.
Entre otras concepciones, vislumbro el Cerro de los Sastres, los paisajes de invierno, los días de muertos y la inconmensurable atracción del mes de octubre en Coscomatepec, todo ello sin olvidar el cariño sublime del maestro hacia su dulce madre.
Genaro Solís es un cronista auténtico y conocedor profundo de los perfumes que se desprenden de los azahares y otras flores, dibujante literario de las calzadas, de la arquitectura y del agua que brota de los manantiales de esa risueña localidad que hoy se refleja en su rostro de hombre generoso que ha decidido trascender como promotor cultural de la tierra que lo vio nacer y que él con determinación se dedica a honrar.