libro 13 monólogos mexicanos y 12 cuentos de chile, de dulce y de manteca
Amando Octavio Domínguez Ruíz | Tiempo de Veracruz | abril 12, 2011 at 11:11 AMEn esta ocasión ofrezco a los lectores las disculpas a que haya lugar, en virtud de que, por esta ocasión, ocuparé el espacio que normalmente versa sobre cuestiones teórico pedagógicas, para contarles de un acontecimiento que para mi reviste tintes muy emotivos. Empiezo diciendo que tuve el alto honor de ser considerado por la familia de mi entrañable amigo, José Luis Rangel Abud, para que en unión de Rosario Piña Sánchez, Francisco Alfonso Avilés y Rogelio Álvarez Cimadevilla, participáramos como presentadores del libro 13 monólogos mexicanos y 12 cuentos de chile, de dulce y de manteca, escrito magistralmente por el reconocido Pedagogo y Profesor Rangel Abud. El evento se realizó en la sala de medios de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, Enrique Conrado Rébsamen, ante la presencia de más de un centenar de personas que, en su mayoría, conocieron al autor y le guardan gran cariño.
Para mí no fue una sorpresa encontrarme con este texto, sobre todo porque en cada reunión que teníamos José Luis, Efraín Martínez Viccón y quien esto escribe, el Mtro. Rangel siempre nos convidaba llevándonos sus monólogos y cuentos. Él nos confesó que se entretenía mucho al escribirlos y además disfrutaba a plenitud realizar ese sano ejercicio intelectual.
La prolífica imaginación del autor, fue creando los distintos personajes que protagonizan sus relatos; aunque también debo mencionar que manifestó en varias ocasiones que algunos personajes los concibió pensando en, como él llama en su texto, “gente de carne y hueso con la que me he topado o convivido alguna vez en mi vida”. La obra del José Luis Rangel consta de trece monólogos y 12 cuentos narrados espléndidamente en 128 páginas. En la primera parte del texto aparecen los monólogos y en la segunda los cuentos.
Los monólogos y cuentos tienen como propósito fundamental divertir y distraer al lector, como lo podrán percibir cuando tengan la oportunidad de disfrutar su lectura. Cada uno de ellos representa trozos independientes que constituyen un todo relacionado, como lo expresa el autor, y fueron escritos con los estados de ánimo que permiten crear momentos íntimos y directos, mismos que aprovechó el Mtro. Rangel para expresarse con toda libertad, en algunas ocasiones imaginando personajes y en otras dándole voz a los recuerdos de interlocutores conocidos durante su fructífera vida.
Los cuentos que se incluyen en el texto tienen su propio mensaje. En ellos encontramos moralejas, preocupaciones, alegrías, tristezas y angustias que experimentan los protagonistas y nos transfieren al ser leídos.
Los textos fueron escritos por Rangel Abud, primero para disfrute de él mismo; después para gozo de aquellas personas que hemos tenido el privilegio de leerlos. Su ágil lectura permite apreciar la intención del autor por exponer su amplio acervo cultural y el dominio sobre aspectos literarios que siempre acostumbró respetar; esta situación le permitió confeccionar y construir tramas e historias que, algunas veces, no sabemos ubicar entre el realismo o la fantasía, y que son invariablemente coronadas por sorprendentes finales.Cuando consulté a personajes familiarizados con las tareas literarias, éstos me comentaron que el escribir cuentos es una actividad difícil porque requiere un manejo diestro del lenguaje y la oportuna creatividad para alcanzar desenlaces que culminen el relato de manera creíble, aunque sea referida a personajes ficticios. En el caso de mi amigo José Luis, a mi entender, a lo largo de su obra consigue interesarnos en las cuestiones de forma y fondo propias de cada narración. Seguramente, antes de escribirlos los imaginó y los dio a luz línea tras línea, párrafo tras párrafo, les fue aumentando personajes escenarios, escenas, diálogos y finales construidos cuidando, como él acostumbraba, la correcta redacción y el respeto absoluto a los elementos gramaticales por él manejados magistralmente. El valor del texto de referencia, se mide en función de que éste no fue escrito por encargo, sino por gusto, con historias sacadas de la vida real con personajes comunes, pero que al ser cernidos por la diestra pluma de José Luis Rangel Abud, reflejan el sentir, pensar y actuar de la generalidad de personas con las que nos cruzamos a diario.