Retos de la educación básica en Veracruz

Educación y cultura

Por: Carlos Jorge Aguilar

La educación básica conformada por los niveles de preescolar, primaria y secundaria, es importante e imprescindible para el desarrollo de la sociedad veracruzana, pues los niños y adolescentes que asisten a las escuelas son formados, en las aulas, para hacer frente a la vida, con los conocimientos y valores promovidos por los profesores, sin embargo este subsistema padece de problemas estructurales, en este artículo, estimado lector, voy a referirme a algunos de ellos:

Los niveles de educación inicial y preescolar, a pesar de que el segundo es obligatorio estudiarlo, no se ofrecen a la totalidad de la población infantil en edad de 4 y 5 años. De acuerdo a la fuente consultada solamente se da atención educativa a un 52 por ciento de los demandantes, quedándose el otro 48 por ciento sin posibilidad de recibir educación preescolar, lo cual me parece grave, pues los que no se incorporan a estudiar son los niños que viven en los municipios con menor índice de desarrollo humano, indígenas que habitan en el medio rural.

Aunque en la educación primaria estatal y federalizada, que incluye el nivel indígena la atención a la demanda del servicio es del 95 por ciento, lo que sitúa a Veracruz por arriba de la media nacional, la calidad de la educación que se imparte en las escuelas en términos generales es de bajo nivel y con muchas carencias en la formación de valores, de acuerdo a los indicadores de reprobación, deserción, eficiencia terminal, resultados de las pruebas anuales de ENLACE que aplica la SEP y algunas investigaciones educativas, principalmente los alumnos de primaria tienen dificultad para entender lo que leen y resolver problemas básicos de matemáticas.

En el nivel de secundaria que comprende los subsistemas de Telesecundarias, Generales y Técnicas, el porcentaje de atención a la demanda del servicio en nuestro estado, en comparación con primaria es menor, siendo del 82% y en cuanto a la calidad de la educación que se imparte tomando como referencia los mismos tipos de indicadores que en primaria, podemos decir que es de bajo nivel. La mayoría de los estudiantes de secundaria no cuentan con las competencias mínimas para hacer frente a los retos de la vida y el estudio, ni con los valores mínimos necesarios para vivir en armonía, en paz, en democracia, etc.

No olvidar también los constantes puentes y horas cortadas por diferentes motivos (reuniones sindicales, oficiales, cursos, etc.) que no permiten cumplir con los 200 días del calendario escolar, ni con el horario establecido.

Por otra parte los alumnos desertores, tanto de primaria como de secundaria, si no continúan sus estudios inmediatamente, cuando cumplen 15 años forman parte de las estadísticas del Censo General de Población del INEGI en el apartado de rezago educativo, que actualmente son más de dos millones seiscientos mil veracruzanos.

La educación básica merece una atención especial y prioritaria pues constituye la base de todo el sistema educativo. Su importancia estratégica obliga a vislumbrar una verdadera transformación educativa, que contemple una planeación con acciones pedagógicas trascendentales de calidad a corto, mediano y largo plazo, al margen de improvisaciones sexenales y de intereses corporativos anquilosados.

La comunidad educativa en las escuelas debe resolver sus problemas con la participación, no sólo de los padres de familia, sino de la sociedad en su conjunto para que ésta se convierta en interlocutor con las autoridades educativas, y sea consultada sistemáticamente en cuestiones pedagógicas, buscando el desarrollo armónico de la personalidad de los alumnos, atendiendo los intereses y necesidades de los veracruzanos y no sólo pidiendo cuotas “voluntarias” de cooperación.

Se requiere brindar atención educativa a toda la población que lo demande en cualquier lugar del Estado, que verdaderamente se integren en un solo subsistema las escuelas estatales y las federalizadas, de todos los niveles y subsistemas, mejorar la administración de los servicios en las escuelas, abriéndolas en contraturno para servicio de la comunidad, la aplicación de los nuevos conocimientos científicos y tecnológicos y promover el uso de laboratorios y talleres, así como la práctica diaria del arte y el deporte como forma de vida.

El cambio constituye un verdadero reto para el siglo XXI por el cúmulo de intereses e inercias que existen en las escuelas y oficinas. Nuestros hijos y la sociedad lo demandan al magisterio.

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