¡Salvemos al planeta!

Educación y cultura

Por: Carlos J. Aguilar

Hace 10 años se llevó a cabo en Brasil la primera gran Cumbre de la Tierra, conocida ahora como “Rio 92”, con asistencia de más de 100 Jefes de Estado y de gobierno y una amplia participación ciudadana a través de miles de ONGs.
Esta reunión es hoy reconocida en todo el mundo porque los asistentes lograron llamar la atención acerca de cuestiones fundamentales a inicios del siglo XXI: la insostenibilidad del actual crecimiento económico depredador e insolidario, que se traduce en desequilibrios inaceptables (más de mil millones de personas padecen pobreza extrema, de ellas más de 50 millones viven en México) y una degradación ambiental que pone en peligro nuestra supervivencia, en el planeta tierra.
También se logró poner en marcha programas como Agenda 21 (http://www.un.org/esa/dsd/agenda21/) y comenzado a mostrar, de forma fundamentada, la posibilidad de reorientar el modelo productivo (neoliberalismo voraz, consumismo y competitividad, entre todos.) y de sentar las bases de un futuro sostenible y satisfactorio para todos los pueblos del mundo, sin considerar ideologías políticas, religiosas o color de piel.
Desde 1992 a la fecha, se ha profundizado en el conocimiento de los problemas a los que se enfrenta la humanidad y de las medidas que se pueden y deben adoptar para evitar un colapso.
Hoy sabemos cómo producir una transición energética hacia recursos limpios y renovables y cómo desarrollar una Economía Verde y solidaria que permita superar la crisis sistémica en la que estamos inmersos… si somos capaces de vencer los obstáculos que suponen los intereses particulares a corto plazo, la ignorancia y la falta de voluntad política.
En las escuelas, en el hogar y en el trabajo tenemos que hacer avanzar una Economía Verde capaz de lograr la recuperación del medio ambiente y la inclusión social con la creación de millones de puestos de trabajo. Tenemos los conocimientos para lograrlo y estamos a tiempo para hacerlo. Así lo han mostrado informes de numerosas instituciones internacionales como Green Economy Report, del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), pero no se producirá sin una fuerte presión social sobre quienes siguen apostando por el actual sistema productivo que destruye el medio ambiente para maximizar beneficios particulares e inmediatos. Depende de nosotros, de todos nosotros, que esta presión se produzca y surta efecto.
Contribuir a esa movilización es hoy nuestro principal reto y precisa una acción constante, insistente, en todos los ámbitos y medios de difusión, principalmente en los educativos, culturales, sindicales, políticos, medios de comunicación. El futuro que queremos para nuestros hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, etc., está a nuestro alcance y merece la pena el esfuerzo. Hagámoslo hoy por ellos.
[email protected]