Reflexiones sobre la alfabetización de adultos (Uno de dos)
Carlos Jorge Aguilar | Tiempo de Veracruz | octubre 29, 2012 at 8:54 PMREFLEXIONES SOBRE LA ALFABETIZACION DE ADULTOS
(Uno de dos)
Por: Carlos Jorge Aguilar
A inicios de la segunda década del siglo XXI es necesario que la sociedad en su conjunto y especialmente los educadores, funcionarios de los tres niveles de gobierno, empresarios, guías religiosos, líderes sindicales, catedráticos universitarios, investigadores sociales, estudiantes de posgrados, etc., reflexionemos sobre la alfabetización de adultos para que solidariamente todos aportemos ideas y propuestas concretas a fin de que participemos en la detención y en el confinamiento para siempre de este fenómeno social, que afecta el desarrollo humano del país.
Parto del principio de que la alfabetización es condición básica, sine qua non, para una vida de calidad. Por ello aprender a leer y escribir es un derecho universal de todo ser humano. A este derecho concierne al Estado mexicano la obligación de brindar las herramientas necesarias y suficientes para asegurar que toda la población se alfabetice inmediatamente.
Al respecto lo indicado sería que el Estado mexicano, a través de la Secretaría de Educación Pública, se responsabilice por asegurar que el derecho a la alfabetización y la terminación de la primaria y secundaria se cumpliera para los individuos, cuando son niños o adolescentes y se encuentran en edad escolar, logrando el 100 por ciento de su retención y asegurando, con diferentes estrategias educativas, la aprobación de sus asignaturas para alcanzar el porcentaje óptimo de egresados de educación básica.
No obstante, puesto que nuestro sistema educativo aún no es capaz de lograr que ello represente una realidad universal, me refiero en este y el próximo artículo, a la alfabetización de la población mayor de 15 años que, por alguna razón, no pudo hacer valer este derecho cuando niño.
Enseñar a leer y escribir debe constituir uno de los objetivos más importantes del Estado mexicano y en especial del sector educativo; no debemos olvidar que aún existen, según el INEGI, más de 5 millones de personas mayores de 15 años en el país que no saben leer y escribir, y muchos de ellos son nuestros vecinos, compañeros de trabajo e incluso familiares.
Aprender a leer y escribir es una actividad difícil. Cuando se trata de población adulta, la dificultad es mayor. No se puede educar rápidamente. Tampoco se debe alfabetizar aisladamente de los espacios de la realidad del individuo y de la sociedad, porque se vuelve árido y complejo para el alfabetizando.
Debe ser una educción integral, que se vincule estrechamente con otros programas o proyectos de transformación personal y social, orientados a la satisfacción de las necesidades básicas del alfabetizando y su familia, para ello la metodología más adecuada es la investigación-acción participante.
Se pretende por una parte que el aprendiente desarrolle habilidades mínimas que le permitan leer, escribir, interpretar textos, etc., cuyo logro no es fácil ni automático, y por la otra, del desarrollo social y comunitario del grupo al que pertenece, donde vive la familia y desarrolla sus actividades laborales.
Todo programa de alfabetización debe estar estrechamente relacionado con proyectos que incluyan y aseguren la transformación de las condiciones de vida de los adultos analfabetas. Ello implica que tanto la alfabetización como los proyectos de desarrollo social comunitario deben de ir de la mano, por ejemplo, si se incorpora en la comunidad, colonia, barrio o grupo social, algún programas de salud, productivo, de educación inicial, agrícola, de combate a la pobreza extrema, para el desarrollo familiar, de derechos humanos, de reforestación, pesquero, etc., deben ser vinculados con el programa de alfabetización.
Los estudiosos de los procesos de alfabetización en el mundo coinciden en señalar que el éxito de cualquier programa o campaña de alfabetización con adultos, depende, en gran medida, del grado en que dichos programas logren insertarse en modelos de desarrollo que impliquen transformación social y que permitan que los adultos que aprenden a leer y escribir puedan solucionar problemas.
Por otra parte la alfabetización implica el aprendizaje de la lectura y de la escritura, así como habilidades para aplicar en la vida diaria las operaciones matemáticas básicas. Involucra a que los educandos, en términos piagetianos, asimilen y acomoden los conocimientos de la función lectora o escritora a su estructura mental, y que les permita construir prácticas de lectoescritura o incorporar los usos de la lectoescritura en su actividad social.
En términos de la teoría psicogenética una persona alfabetizada debe lograr su autonomía didáctica de la lectura, la escritura y el cálculo básico; y ser capaz de vincular lo aprendido con la práctica individual y social de leer, escribir y hacer cuentas. Si se logra esto en las personas alfabetizadas se conseguirá una participación democrática más activa, en la vida cívica y política a la que pertenecen.