CENEVAL un monopolio en la educación (ultima parte)

Por: Amando Octavio Domínguez Ruiz

Cuando funcionarios de la Secretaría de Educación Pública acuerdan crear un centro nacional de evaluación dirigido a todos aquellos aprendientes que aspiren a cursar estudios de los niveles medio superior y superior, la intención que subyace es tener un organismo para controlar el ingreso y egreso a preparatorias y licenciaturas. Tal intención borra de un plumazo la evaluación que realizaron todos los docentes que atendieron, a lo largo de su trayectoria escolar, a los aspirantes que intenten inscribirse en otro nivel educativo, ya que al operar el centro nacional de evaluación (CENEVAL), por medio de su extensa gama de exámenes, se refuerzan los filtros que determinan quien entra y quién no entra a la preparatoria o la universidad. Esta iniciativa reitera el uso de mecanismos de evaluación muy parecidos a los que se han venido utilizando en los Estados Unidos en el centro de evaluación (ETS).​​​​​​​ Comenta Hugo Aboites en el artículo El Derecho a la Educación en México, publicado en la Revista Mexicana de Investigación Educativa, página 381:”comenzaron a aparecer los primeros indicadores del potencial discriminatorio de estos exámenes. Las mujeres, los indígenas y los de clases populares sistemáticamente empezaron a aparecer como menos talentosos.​​​ El mismo CENEVAL reconoció que “se observa en términos generales que a mayor ingreso familiar se observa un mayor porcentaje de aciertos.”(Ceneval 1997:29) Los comentarios a publicaciones del centro de evaluación revelan francas acciones discriminatorias que atentan contra el derecho a la educación para los que menos tienen, actitud que también se ve reflejada en la aplicación del examen para ingreso a preparatorias metropolitanas realizado en el año de 1996 cuando se aplicó un examen diseñado para controlar y canalizar el acceso a la educación media superior a 300 mil estudiantes egresados de preparatorias de la zona metropolitana de la ciudad de México. En aquella ocasión el criterio imperante del CENEVAL fue canalizar a quienes obtuvieron baja calificación a escuelas a las que no deseaban ingresar, situación que obligó a muchos a desertar. Al respecto, cito nuevamente a Aboites cuando expresa “El hecho de que, además, a quienes obtengan una baja calificación en el examen de una agencia privada y comercial se les impida continuar sus estudios en una institución pública mostraba al extremo la indiferencia por el derecho a la educación que, con base en el examen, se negaba a quienes incluso tenían el certificado oficial de secundaria.”(Aboites, Hugo. El derecho a la educación en México. Revista Mexicana de Investigación Educativa, pág. 382)
Los rechazados recurrieron a movilizaciones tendientes a la reivindicación del legítimo derecho a la educación, también apelaron a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, organismo que les contestó que: “no se configura violación alguna al derecho a la educación”,(CNDH,1997:7) a lo que estudiantes, padres de familia y académicos cuestionaron a la CNDH demostrando con documentos como en los exámenes del CENEVAL no se cumple con el “ supuesto de competencia en igualdad de oportunidades, sino que las mujeres y otros grupos sociales eran sistemáticamente sub calificados”.(CNDH,1997:7) Ante este grave señalamiento, la comisión simplemente los conminó a confiar en la transparencia y honestidad del CENEVAL y de sus instrumentos de evaluación.
Los inconformes con el sistema de selección e ingreso a instituciones de educación media superior y superior encabezado por el CENEVAL se dijeron víctimas de la globalización depredadora, por lo que auspiciaron la idea de crear instituciones educativas que respondieran a expectativas de aprendientes con menores recursos y escasas posibilidades para cursar estudios superiores. Así nace la Universidad de la Tierra, la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur de Guerrero, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. ​​​​​​​En otro contexto geográfico, pero obedeciendo a los mismos principios de atención a las demandas populares de educación, se crea en el estado de Veracruz la Universidad Popular Autónoma para atender necesidades educativas de la población adulta, indígena, amas de casa, trabajadores del campo, artesanos y para todos aquellos que por diversas circunstancias no tuvieron oportunidad para acceder a estudios superiores, actualmente la UPAV atiende a mas de 60000 aprendientes de bachillerato, licenciatura, especialidad, carreras técnicas y capacitación para el trabajo, maestría y doctorado y está presente en más de 190 municipios de la entidad. Esta universidad y su modelo educativo se adaptan a las necesidades y circunstancias de sus aprendientes, situación que ha generado malestar y ha sido atacado sistemáticamente por sus detractores que han visto con asombro el éxito alcanzado a pesar de los escasos recursos utilizados para su funcionamiento. Cabe citar en este contexto a Hogo Aboites quien al referirse a instituciones populares recién creadas afirma :“Este modelo ha sido atacado desde fuera, pero es una demostración tangible de que el derecho pleno a la educación en todas sus modalidades también le corresponde a los cientos de jóvenes, hombres y mujeres de origen popular, Y se da así un paso en contra de la tesis clasista de que la universidad es para unos y, para los de menores ingresos, los estudios técnicos, como plantea la OCDE.”(Aboites Hugo, El Derecho a la Educación en México. Revista Mexicana de Investigación Educativa, pág. 384).
El esfuerzo por atender a quienes demandan educación media superior y superior en Veracruz queda demostrado con el trabajo que realiza la UPAV al ofrecer alternativas viables para quienes, apelando al derecho a la educación, deseen superarse.
Para finalizar esta colaboración debo decir que el daño colateral provocado por las acciones del CENEVAL ha generado la atención de Gobiernos responsables, como es el caso de Veracruz, quien ofrece a la a la comunidad nacional una respuesta viable para la atención educativa para los que menos tienen.