Electores, candidatos y megaciudades
Romeo González Medrano | Tiempo de Veracruz | marzo 21, 2013 at 12:57 AMDESPERTAR A TIEMPO
Por: Romeo González Medrano
ELECTORES, CANDIDATOS Y MEGACIUDADES
Calificada como una de las entidades con mayor número de ciudades medias en crecimiento conurbado acelerado, (Coatzacoalcos, Córdoba, Veracruz, Xalapa, Poza Rica, Tuxpan, etc.) Veracruz enfrenta retos descomunales y de todo género: vivienda, seguridad, servicios, infraestructura, etc. Casi el 60 % de su asentamiento poblacional surgió en las ultimas 4 décadas. En Xalapa, por ejemplo, hay taxistas que tiene de conducir 30 0 40 años y dan testimonios de los limites urbanos de esta ciudad en lo que es la avenida 20 de noviembre, Encanto o Ferrocarril. Otros hablan de parcelas cultivadas con cítricos o café en las proximidades del llamado “primer cuadro de la ciudad”.
Junto con este ritmo de crecimiento demográfico, todos los espacios públicos construidos se han visto sometidos a un acelerado deterioro por el uso intensivo y, gobiernos de todos colores, fueron o quedaron rebasados en su capacidad de respuesta ante rezagos y nuevas necesidades de toda clase de servicios. No se trata de discutir si hicieron más o menos sino de admitir que en todos los casos han sido mayores las demandas pendientes.
Precisamente porque contradice todas las ofertas electorales de todos los partidos es por lo que no se quiere admitir o reconocer el estado de ingobernabilidad que ha generado este crecimiento anárquico de los conglomerados humanos conurbados. Sin embargo, es evidente la existencia de un desfasamiento entre necesidades sociales del proceso de urbanización y la capacidad de respuesta de los tres órdenes de gobierno.
Con solo sumar todas las fuentes de financiamiento con las que contará un Presidente Municipal en su primer año de su gestión, es posible saber el monto estimado recursos de los que podrá disponer para las operaciones de su administración….y lo más importante, para la ampliación de los servicios básicos a la comunidad y la inversión pública en obras que mejoren sus condiciones de vida.
¿Porqué ningún candidato habla con la verdad de los limites de esos recursos? ¿Qué clase de ética pueden presumir candidatos que reparten irresponsablemente esperanzas? Si algún candidato dice que hará mas que otro que explique con que recursos. ¿Bajará los sueldos de la alta burocracia? ¿Eliminará aéreas inútiles? ¿Barrerá para atrás en procura de recuperar recursos públicos robados? ¿Hará efectivo el cobro de impuestos o el pago de servicios? ¿Hará efectiva la transparencia en licitaciones y concursos para la asignación de obras o se someterá a las presiones de todo género de siempre? ¿Cómo se sacudirá compromisos incompatibles con su responsabilidad y compromiso con el pueblo? ¿Qué medidas drásticas tomará para ganarse y distinguirse como gobierno transparente y honesto? ¿Acudirá verdaderamente a un autentico “presupuesto participativo” o solo lo presumirá como simulación de todo lo contrario?
Lo he dicho muchas veces en esta columna: candidato que no explique y convenza en torno a cómo piensa hacer realidad sus promesas, es un demagogo. Es en el cómo en donde se sabe la verdad, la diferencia entre lo deseable y lo posible, entre el encanto del discurso seductor de electores y la realidad hecha gobierno.
Los mexicanos ya conocieron la pluralidad partidista. Saben que la oposición, de cualquier color, es crítica en tanto no llega a ser gobierno. No obstante este panorama desolador ante la renovación de poderes locales hay dos posibilidades a considerar:
a).-La de candidatos que tengan el valor de comprometer por escrito que por ningún motivo personal, “orden superior” venga de quien venga interrumpirán su gestión ni subordinarán las prioridades de su gestión a sus metas políticas futuras, personales de grupo o de partido.
b).- La de aquellas candidaturas ciudadanas - algunas de empresarios - que respeten su identidad, valor y cultura empresarial y, ante las reglas no escritas del sistema político, llegado el momento a tomar decisiones que pretendan apartar del interés común, cobren conciencia y se nieguen, ante quien sea, a acceder a las presiones de un sistema político que solo los utilizó porque sus progenitores son vacas flacas que no convencen a nadie.
Cuando se ha tenido la oportunidad de vivir, participar, coincidir, discrepar y hasta padecer 40 años de procesos electorales para la renovación de poderes locales, estatales y federales es lógico que no se te convenza fácilmente de las ofertas que representen los candidatos de todos los partidos e ideologías.
Ante mega ciudades y mega problemas, no valen las recetas comunes. Se requiere congruencia, liderazgo, capacidad de convocatoria, imaginación, audacia, y determinación para recuperar la función normativa del Estado en materia de desarrollo urbano a fin de aplicar con eficacia nuevas estrategias de gobernabilidad y de gobernanza. La reciente reforma del Presidente Peña Nieto a la ex Secretaria de la Reforma Agraria apunta en esa dirección.
Por otra parte, es necesario insistir que en su parte inicial, lo que hace creíble una oferta de cambio es lo que tenga de incluyente y el poder de convocatoria exige congruencia humildad y verdadera vocación de servicio en los gobernantes y sus equipos, que con frecuencia son los primeros en desmentir el discurso.
Hacer más con lo disponible, solo es posible con auténtica inclusión y verdadera participación ciudadana, ajena y libre de todo intento de simulación de parte de la burocracia o de manipulación partidista.
Esperemos que ahora que los ayuntamientos son de 4 años haya candidatos con el valor de desafiar uno de los más grandes obstáculos al gobierno eficaz que es el aceleramiento de la disputa por el poder político. Un baño de agua fría a toda la clase política se impone y no se descarte que lo reciba cuando se ponga en evidencia el fracaso con el continuismo de algunas políticas públicas.